A fines de 2021 el ambiente judicial se vio convulsionado cuando el Juez de Garantías, Ignacio Colombo, presentó una impugnación ante el Consejo de la Magistratura por considerar que existían irregularidades en las calificaciones obtenidas en los concursos para cubrir las vocalías de las salas II y IV del Tribunal de Impugnación.
Luego de un breve proceso agitado y de acusaciones varias, el Juez desestimó su presentación y pidió que todo vuelva “foja cero”, dejando en el camino un intento de sembrar dudas sobre su baja puntuación que le valió quedar fuera del concurso.
A pesar gestarse algunos movimientos en los pasillos de Ciudad Judicial, Colombo adujo que la motivación de su última presentación se produjo “con la esperanza que esta acción haya sentado las bases para que, en el futuro, el Consejo actúe de un modo más transparente y justo es que, en los términos y con las afirmaciones y aclaraciones consignadas en este escrito, vengo a desistir de esta acción de amparo”.
Ante semejante retroceso, es posible que Colombo tomó conocimiento que su denuncia no prosperaría con un fallo favorable a sus intereses en la Corte de Justicia, con lo cuál quito la denuncia que elaboró a fines del año pasado.
Colombo inició este breve camino porque se había presentado en dos de los concursos y en uno de ellos quedó fuera, con una calificación 15 puntos por debajo de la mejor nota.
El juez apeló a una operación mediática donde sostenía que debía procederse a una nueva corrección de sus exámenes, conformándose un tribunal independiente y técnico, integrado por especialistas del derecho penal. Además, pedía la publicidad de todos los exámenes rendidos.
Llamativamente, por cómo terminó el pedido, Colombo recibió buenas noticias desde el juzgado de la Dra Lucía Brandán Valy, quien hizo lugar a parte del amparo elevado por Colombo.
Pero finalmente, la lucha del magistrado quedará más firme en los archivos de medios digitales, cómo un deseo de fomentar el ego, que en un verdadero proceso judicial.